Siendo asignada al lugar que yo quería, la parte que me tocara era irrelevante…
Creo que sería un mes
aproximadamente lo que tarde en enterarme de donde viviría en siguiente año.
Definitivamente la espera valió la pena. Estando en la escuela un mensaje
inesperado me llegó, era de mi nueva familia.
Ellos viven en un
pequeño pueblito en el sur de Finlandia llamado Loppi.
Loppi tiene un
aproximado de 8,500 habitantes. Cuenta con 144 lagos cerca y tiene una
maravillosa fauna y flora. Se encuentra a 80 km de Helsinki (capital de
Finlandia), por lo tanto como una hora el traslado en carro.
Como en casi todo el
país la religión predominante es la Evangélica Luterana. En el centro se hallan
tiendas, librería e iglesia. Estoy bastante impresionada por la tan escasa
población y me cuenta imaginarme viviendo en tan que pequeño pueblo pero me acostumbrare
y hallaré en que entretenerme.
La escuela que estaré
asistiendo no se encuentra en Loppi sino en Riihimäki otra ciudad que se encuentra a 35 min en autobús.
Esta cuenta con 25,000 hab. y es donde se encuentran centros comerciales e
incluso la estación de tren. Viviré ahí durante mis últimos 3 meses de estadía
en Finlandia puesto que me tercera familia anfitriona es de ahí.
Los días son cada vez más
pocos y las despedidas son inevitables. El fin de semana tuve mi seminario de
preparación para el intercambio y al estar oyendo a los expositores y a los
jóvenes que nos dieron sus testimonios y
vivencias durante sus propios intercambio, me fue inevitable que el corazón se
me apachurrara.
De forma inconsciente
yo sentía que todo era un sueño algo lejano e incierto pero al estar ahí para
al frente de la sala, con los demás intercambiastas a mi lado y la YEP dándonos
una última despedida fue cuando el tiempo se detuvo por unos cuantos segundos y
me dije:
“Dios… en verdad estoy haciendo
esto”.
Uno de los hermosos fenómenos que sucede en Finlandia....